Aunque la industria discográfica suele generar beneficios ingentes para las estrellas más populares y respetadas del mundo de la música, ya sea por la comercialización de sus discos, la venta de material promocional o las multitudinarias giras mundiales, el afán de algunos artistas por emprender sus propias aventuras empresariales ha dejado a algunos de ellos al borde del colapso financiero.
"Las divas de la música y las estrellas de rock suelen ser muy malos inversores, porque suelen dilapidar su patrimonio en proyectos supuestamente originales o imaginativos que, desde el principio, se muestran inviables. Estos artistas suelen confiarse al haber ganado muchos millones, pero lo cierto es que no saben nada de negocios o se dejan asesorar por gente con poca preparación. Los Beatles son un buen ejemplo de esa mala visión para los negocios, ya que su discográfica Apple sufrió graves problemas financieros a lo largo de los años", recuerda el economista Daniel Lacalle en conversación con la agencia BANG Showbiz.
Otra anécdota representativa de esta tendencia la protagonizó hace cuatro años la extravagante Lady Gaga, quien en los albores de su carrera musical no podía presumir de los 80 millones de dólares que se ha embolsado este año al haberse consagrado ya como una de las grandes figuras de la escena artística. De hecho, cuando su ahora emblemático disco 'The Fame' empezó a ganar popularidad en las emisoras de radio a finales de 2008, la joven cantante decidió iniciar por su cuenta y riesgo una gira mundial de conciertos que a pesar de que un estudio de mercado le recomendaba lo contrario se empeñó en finalizar y que acabó generando pérdidas millonarias.
"La verdad es que gastamos demasiado dinero en el vestuario de la gira, hubo un momento en que acumulamos una deuda de casi 3 millones de dólares y yo no me enteraba de nada. Cuando me comunicaron que estábamos al borde de la quiebra, todavía no había terminado el primer tramo de la gira y me dije: '¿Cómo puedo estar sin un centavo si acabo de colocar cinco sencillos en lo más alto de las listas de ventas?'. La verdad es que no lo planificamos bien", recordaba recientemente en una entrevista al diario Financial Times.
El famoso Bono, líder de la icónica banda irlandesa U2, no tiene problemas a la hora de llenar estadios de todo el mundo cada vez que su grupo se anima a recorrer el mundo, como ocurrió en 2009 pese a haber publicado meses antes uno de los discos menos vendidos de su trayectoria: 'No Line on the Horizon'. Sin embargo, su acertada visión empresarial en lo referente a la música no parece gozar del mismo resultado en otro tipo de negocios, ya que su fondo de inversión 'Elevation' -el nombre de uno de sus sencillos más famosos- contenía acciones en empresas públicas y privadas que acabaron sucumbiendo a la lógica del mercado; una mala fortuna que el portal informativo 24/7 Wall Street resumió describiendo a Bono como "el peor inversor de América".
Artistas tan visionarios como Peter Frampton o bandas revolucionarias como Pink Floyd también tienen manchas imborrables en sus libros de cuentas. Mientras que el icónico guitarrista británico perdió varios millones de dólares invirtiendo en el club estadounidense New York Cosmos una forma poco adecuada de canalizar su pasión por el fútbol, el influyente grupo de música acabó prácticamente en la ruina tras un intento fallido de pagar menos impuestos: la formación puso buena parte de su dinero en empresas poco fiables, fondos de capital riesgo y activos inmobiliarios que, en menos de tres años, hicieron que todo lo invertido se volatilizara por completo.
Menos mal que al final echaron mano de su genio musical no solo para concebir uno de los mejores álbumes de su carrera, 'The Wall' (1979), sino también para encontrar la mejor solución a todos sus problemas financieros, ya que el disco fue todo un éxito comercial que les devolvió buena parte de esos millones perdidos.
"Las divas de la música y las estrellas de rock suelen ser muy malos inversores, porque suelen dilapidar su patrimonio en proyectos supuestamente originales o imaginativos que, desde el principio, se muestran inviables. Estos artistas suelen confiarse al haber ganado muchos millones, pero lo cierto es que no saben nada de negocios o se dejan asesorar por gente con poca preparación. Los Beatles son un buen ejemplo de esa mala visión para los negocios, ya que su discográfica Apple sufrió graves problemas financieros a lo largo de los años", recuerda el economista Daniel Lacalle en conversación con la agencia BANG Showbiz.
Otra anécdota representativa de esta tendencia la protagonizó hace cuatro años la extravagante Lady Gaga, quien en los albores de su carrera musical no podía presumir de los 80 millones de dólares que se ha embolsado este año al haberse consagrado ya como una de las grandes figuras de la escena artística. De hecho, cuando su ahora emblemático disco 'The Fame' empezó a ganar popularidad en las emisoras de radio a finales de 2008, la joven cantante decidió iniciar por su cuenta y riesgo una gira mundial de conciertos que a pesar de que un estudio de mercado le recomendaba lo contrario se empeñó en finalizar y que acabó generando pérdidas millonarias.
"La verdad es que gastamos demasiado dinero en el vestuario de la gira, hubo un momento en que acumulamos una deuda de casi 3 millones de dólares y yo no me enteraba de nada. Cuando me comunicaron que estábamos al borde de la quiebra, todavía no había terminado el primer tramo de la gira y me dije: '¿Cómo puedo estar sin un centavo si acabo de colocar cinco sencillos en lo más alto de las listas de ventas?'. La verdad es que no lo planificamos bien", recordaba recientemente en una entrevista al diario Financial Times.
El famoso Bono, líder de la icónica banda irlandesa U2, no tiene problemas a la hora de llenar estadios de todo el mundo cada vez que su grupo se anima a recorrer el mundo, como ocurrió en 2009 pese a haber publicado meses antes uno de los discos menos vendidos de su trayectoria: 'No Line on the Horizon'. Sin embargo, su acertada visión empresarial en lo referente a la música no parece gozar del mismo resultado en otro tipo de negocios, ya que su fondo de inversión 'Elevation' -el nombre de uno de sus sencillos más famosos- contenía acciones en empresas públicas y privadas que acabaron sucumbiendo a la lógica del mercado; una mala fortuna que el portal informativo 24/7 Wall Street resumió describiendo a Bono como "el peor inversor de América".
Artistas tan visionarios como Peter Frampton o bandas revolucionarias como Pink Floyd también tienen manchas imborrables en sus libros de cuentas. Mientras que el icónico guitarrista británico perdió varios millones de dólares invirtiendo en el club estadounidense New York Cosmos una forma poco adecuada de canalizar su pasión por el fútbol, el influyente grupo de música acabó prácticamente en la ruina tras un intento fallido de pagar menos impuestos: la formación puso buena parte de su dinero en empresas poco fiables, fondos de capital riesgo y activos inmobiliarios que, en menos de tres años, hicieron que todo lo invertido se volatilizara por completo.
Menos mal que al final echaron mano de su genio musical no solo para concebir uno de los mejores álbumes de su carrera, 'The Wall' (1979), sino también para encontrar la mejor solución a todos sus problemas financieros, ya que el disco fue todo un éxito comercial que les devolvió buena parte de esos millones perdidos.
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